Por Mónica Pérez de las Heras, Colaboradora en La Salle International Graduate School of Business y autora de “Escribe, Habla, Seduce”, de LID Editorial
1 . Gestiona bien tus emociones: un buen orador sabe gestionar sus emociones (alegría, tristeza, miedo, sorpresa, enfado y asco) de manera adecuada para mostrarse siempre sereno, tranquilo, equilibrado y no llegar nunca a la ira, perder los estribos, etc… hablando en público. La Inteligencia Emocional ayuda al orador a gestionar bien las emociones y a ser capaz de transmitirlas, también muy importante.
2. Emplea la postura de “neutralidad”: es una posición en la que el orador está de pie, con su peso equilibrado en ambas caderas y los brazos colgando. Sus brazos y sus manos se mueven en cuanto comienza a hablar. Es la postura que podemos ver en el atril a los buenos oradores o cuando los políticos posan para una foto. Da sensación de seguridad delante del público.
3. Gestiona tu mente: todos los miedos e inseguridades que tenemos proceden de nuestros pensamientos, nosotros mismos los creamos. Herramientas como la Programación Neurolingüística (PNL) nos ayudan a eliminar de nuestra mente los pensamientos negativos y nos potencia a través de creencias positivas: “claro que puedo hablar en público”, “soy capaz”, etc…
4. Utilizar las 3 Claves de la Oratoria: las claves que hemos comprobado en los grandes oradores de la Historia: naturalidad (ser tú mismo), humildad (no creerte más que nadie, no ser prepotente al hablar en público) y, hablar desde el corazón (con ganas, con pasión, con ilusión…) Son tres claves que te ayudan a salir de cualquier situación que te pueda pasar al hablar en público, ya sea una pregunta difícil, que te caigas al suelo, que te quedes en blanco o que no te funcionen los medios técnicos.
5. Consigue que tu público “vuele” contigo: a fin de evitar los discursos aburridos o las presentaciones que se denominan “muerte por PowerPoint”, necesitamos emplear lo que se llaman “buenos inicios y finales”. Como dijo Winston Churchill: “el mejor discurso es que tiene un buen principio, un buen final, y en el que la distancia entre ambos es la mínima posible”. Una anécdota personal, un “storytelling”, una cita, etc… pueden constituir un buen inicio o un buen final.
6. Prepara bien la presentación: si usas PowerPoint, Keynote, Prezi o cualquier otro tipo de presentación visual tienes que tener en cuenta que ese elemento no es para ti, sino para tu público. Por tanto, lo que no se pueda leer no se puede poner y es preciso que el público pueda ver de una simple mirada lo que queremos decir.
Y por supuesto, después de tener en cuenta todos los anteriores, la base es: practicar, practicar, practicar.
Pecha Kucha, Storytelling y Elevator Pitch.
Atrévete a dar un paso más en tus presentaciones ¿Quieres ser diferente?
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Miércoles, 8 de junio de 2016